La fisicalidad de los objetos con los que trabaja Ilán Rabchinskey es representada por la cámara de manera decisiva. La posición de la lente con respecto a los objetos, así como las propiedades de la luz que interactúa con ellos, son factores determinantes en esta transformación que, a través del funcionamiento esencial de la fotografía, convierte la tercera dimensión en la superficie plana de la imagen.

Dentro de la mezcla de objetos y sus transparencias percibidas, colores, reflejos, sombras y opacidades, se hace difícil discernir de qué está hecha la imagen, dónde termina o comienza un objeto y cuál es el tamaño o escala interna de estos arreglos, llevando al espectador a un campo abierto de percepción, donde los límites espaciales se vuelven difusos.

Ante la turbulencia de nuestros tiempos, Rabchinskey se centró en el encuentro de la luz, el espacio y el color en busca del potencial liberador de la abstracción.